Monday, January 21, 2008

Legitimidad a cambio de rehenes maltratados
TRIBUNA: JOAQUÍN VILLALOBOS
16/01/2008

Cuando comencé a conocer el conflicto colombiano me costó creer que los jefes de las FARC viajaban en vehículos con aire acondicionado y que sus campamentos tenían muchas comodidades; igual me sorprendió el evidente sobrepeso de algunos de sus comandantes. La guerra civil salvadoreña se explicaba por el exceso de poder del Estado, contrariamente, el conflicto colombiano se explica esencialmente por la debilidad del Estado en el control de su propio territorio. Colombia tiene lugares donde no hubo gobierno durante más de 40 años. Este vacío lo llenaron paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes y bandidos que se convertían automáticamente en autoridad, bajo la indiferencia o anuencia de los gobiernos.

Los guerrilleros salvadoreños disputamos en combate cada metro cuadrado de nuestro pequeño país a gobiernos autoritarios sostenidos militarmente por los Estados Unidos. En Colombia, por el contrario, las FARC han sido una guerrilla sedentaria, que sin combatir mucho controló extensos territorios en los que no había gobierno. Por ello llevan 43 años en el monte y algunos de sus jefes han muerto de viejos. Sin embargo, en la misma Colombia, el Movimiento 19 de Abril (M-19) fue la primera guerrilla latinoamericana que, a costa de muchos muertos, negoció reformas políticas democráticas. Ahora el M-19, como parte del Polo Democrático, es la segunda fuerza del país. Es decir, que en Colombia la izquierda podría ganar las próximas elecciones, como ya ocurrió en Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Brasil, Perú, Panamá, República Dominicana, Venezuela, Guatemala y Nicaragua.

Hay quienes continúan viendo a Latinoamérica como repúblicas bananeras en las que la violencia política es legítima. El mapa, los tiempos y el dinero de la cocaína coinciden con el crecimiento de la violencia de las FARC en los 90. Antes de eso eran una insurgencia perezosa, y por lo tanto poco relevante. En 1990, al morir su líder político Jacobo Arenas, las FARC se quedaron sin contención ideológica frente a los cultivos de coca que proliferaban en sus territorios. Comenzaron extorsionando narcotraficantes y terminaron de dueños de la mayor producción de cocaína del mundo. Transitaron de última guerrilla política latinoamericana a primer ejército irregular del narcotráfico, convirtiéndose en un reto real para el Estado colombiano.

Los gobiernos de los últimos 20 años tuvieron que comenzar a revertir la debilidad del Estado y a corregir abusos pasados. Primero acordaron la paz con las insurgencias políticas, luego desarticularon a los grandes carteles de narcotraficantes que dirigía Pablo Escobar, seguidamente un Gobierno bogotano inventó formas exitosas de combatir la cultura de violencia, y finalmente iniciaron la recuperación del campo. Propusieron negociaciones a las FARC que fracasaron debido al secuestro de doce parlamentarios que fueron ejecutados en junio de 2007. La fuerza del Ejército y la Policía crecieron y se desplegaron de forma permanente en los 1.120 municipios de Colombia. Los paramilitares empezaron a ser combatidos y desmovilizados. Los jefes guerrilleros perdieron sus vehículos con aire acondicionado y sus campamentos con refrigeradora. Acorralados, incurrieron en el terrorismo. Ciento diecisiete pobladores murieron refugiados en la iglesia de Bellavista cuando ésta fue destruida por las FARC; un coche bomba con 200 kilos de explosivos demolió un club bogotano lleno de familias; esto se volvió cotidiano, y los civiles muertos y heridos sumaron miles. Sin embargo, ahora la violencia de las FARC es decadente y en el 2007 no pudieron realizar una sola toma u hostigamiento a los poblados que controla el Estado. Sus combatientes se desmovilizan masiva y voluntariamente, 2.400 sólo el año pasado, y hay evidencia pública de que algunos jefes guerrilleros han recuperado las comodidades perdidas en el territorio venezolano.

Las FARC no tienen futuro como guerrilla, aunque lo tengan como narcotraficantes. La inmensa selva colombiana les facilita mantener a los rehenes que secuestraron en el pasado y usarlos cómo su último cartucho político. Las duras condiciones en que mantienen a éstos evidencian desmoralización y pérdida de control; ni siquiera sabían dónde estaba el niño Emmanuel. Las FARC hicieron del secuestro, la extorsión y el narcotráfico sus principales actividades, son los mayores secuestradores del planeta. Una insurgencia negocia a partir de la legitimidad política de sus demandas o de la fuerza militar que detenta, pero exigir legitimidad a cambio de rehenes maltratados y amenazados de morir, equivale a pedir respeto por ser malvado. El anti-neoliberalismo no justifica explotar el dolor de las familias de los rehenes. Si Chávez estuviera sólo ayudando a salvar rehenes sería positivo, pero su reconocimiento político a las FARC, reaviva la violencia colombiana, le abre las puertas de su país a la cocaína y lo convierte en protector de unos crueles narcoterroristas.

Tomado de El Pais,
Joaquín Villalobos, quién fuera uno de los máximos líderes de las guerrillas Salvadoreñas en los años 80 y 90.

Friday, January 18, 2008

La muestra de Colombia
Por Teódulo López Meléndez
Enero 2008
Diciembre ha pasado a tener dos características: el mes en que Chávez hace de las suyas y el mes en que la oposición desaparece. Ya vamos por tres semanas en que los opositores no abren la boca y en que el presidente la ha abierto en demasía. Hemos asistido a todo tipo de locuras, desde el espectáculo del flamante canciller pidiendo una prueba de ADN como si se tratase de un niño venezolano o de un hijo de madre venezolana hasta el estúpido de Insulza ofreciendo a la OEA como árbitro genético; desde un cambio de gabinete absolutamente intrascendente motivado –válgame Dios- porque el Jefe del Estado se ha dado cuenta de que su gobierno no se ocupa de los problemas de la gente hasta una demostración colombiana de coherencia.

Es en la nota optimista donde me quiero detener, por aquello de que año nuevo implica resaltar lo positivo. Todo este drama ha tenido, a mi entender, una consecuencia impensada y consiste en que los venezolanos hemos podido mirar a Colombia como nunca. Hemos asistido a la visión de un gobierno absolutamente coherente, con separación de poderes y donde las instituciones funcionan hasta una comprobación –que le hace mucho bien a Venezuela- del drama colombiano. En efecto, hemos verificado como funciona en el país vecino el Instituto de Bienestar Familiar (caso Emmanuel), como la Fiscalía es meticulosa en sus procederes, como sus ministros son gente seria, como es el drama de las FARC (me ahorro los adjetivos porque los venezolanos y el mundo entero ya se los han puesto) y como es el pueblo colombiano, hasta por el detalle de los familiares de los secuestrados que han estado en Caracas.

No pretendo inmiscuirme en la política interna colombiana, pero la comparación entre los dos países ha sido muy dañina para este gobierno que los venezolanos padecemos. Comparemos ambas Fiscalías Generales, comparemos ambas instituciones que protegen a los niños en estado de abandono, comparemos la seriedad de los ministros de ambos países y lleguemos a una conclusión obvia: con todo el respeto para quienes adversan al presidente Uribe la Venezuela actual no admite comparación con la Colombia actual. Colombia se muestra como un país mientras Venezuela se muestra como un campamento. El resultado se nota en cualquier parte donde uno puede escuchar los comentarios de la gente: ha aumentado el afecto por los colombianos, los venezolanos han entendido perfectamente que cosa es la FARC y hasta se ha desarrollado un cierto grado de envidia por la manera en que funcionan las instituciones del vecino país.

Repito que este no es un texto en defensa de Uribe (que da todas las sensaciones de saber defenderse solo), sino más bien un texto de admisión de realidades. Venezuela se ha deteriorado en todos los aspectos hasta el límite de la infamia y la comparación de estos días con Colombia ha sido provechosa. La gente se ha dado cuenta de que estamos muy mal gracias a un episodio dramático. Sería interesante que los hermanos colombianos entendiesen en toda su magnitud este fenómeno que se ha producido, pues abre puertas a granel y establece las bases para una relación más estrecha y fecunda cuando los venezolanos salgamos de esta pesadilla.

Quizás lo de las FARC hay que resaltarlo, pues invita a comparaciones. ¿Eso de que Uribe tenía secuestrado a Emmanuel no les suena a frases como que la oposición venezolana paga a sicarios para matar taxistas y así provocarlos a que tranquen calles? En contrapartida la oposición democrática colombiana ha sido respetuosa y mesurada en todo este episodio. ¿Eso de las FARC en sus comunicados no les suena a un ministro nuestro diciendo que Chávez utilizó bien la palabra “mierda” porque la utiliza el Coronel que no tenía quien le escribiera? ¿Esos comunicados de las FARC no se les asemejan a los dicterios de que los motines en nuestras cárceles son provocados por la oposición? ¿Esa falsificación permanente de la FARC de la realidad no les suena a la negativa constante e impúdica sobre las alarmante cifras de muertos por el hampa en este país nuestro? He aquí una de las consecuencias de todo este desaguisado que se salva con la bendita aparición de Emmanuel salvo y sano: las FARC y el gobierno venezolano hablan el mismo lenguaje, utilizan la mentira como arma predilecta, falsifican las realidades y convierten el desparpajo engañoso en la norma.

La lección de Colombia en estos días de tránsito de un año a otro ha sido espectacular. Hemos visto a un país con cinco décadas de violencia que aún así es capaz de ser un país. Uno donde los funcionarios se cuidan, como en el caso de pedir a un laboratorio europeo una prueba adicional de ADN a pesar de tener conciencia de que la hecha en Colombia es definitiva y que estamos ante la presencia de Emmanuel Rojas. La otra arma fundamental para que ahora tengamos una plataforma de futuro colombo-venezolana realmente excepcional, y que deberemos aprovechar en aras de la integración, ha sido la presencia en Caracas de las familias de dos de los secuestrados. Doña Clara González de Rojas ha hecho más que todo un esfuerzo diplomático. Su serenidad, su talante, su dignidad y su equilibrio nos han mostrado a un pueblo. Esa chica Patricia Perdomo – hija de la exparlamentaria secuestrada- con una sonrisa siempre a flor de labios, sin perder el optimismo, sin emitir una queja, sin incurrir en la menor crítica de tipo político, ha sido todo un ejemplo de compostura y de reciedumbre.

Hemos visto a Colombia. Ese ha sido el regalo que nos ha dejado el 2007 y que continúa dándonos el 2008.

Tomado de: A traves de Venezuela
http://www.atravesdevenezuela.com/html/modules.php?name=News&file=article&sid=10116

Thursday, January 17, 2008

The Washignton Post
Editorials
Wednesday, January 16, 2008; Page A14
Ally to Kidnappers
Venezuela's Hugo Chávez endorses Colombian groups known for abductions, drug trafficking and mass murder.

ON THURSDAY, the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC), an organization that in the past decade has kidnapped more than 750 people who remain missing, released two captives into the custody of Venezuelan President Hugo Chávez. The FARC, which decades ago discarded the Marxist ideology it wielded in the 1960s for the mercenary causes of abduction and drug trafficking, is anything but an altruistic movement, so many wondered what it would get in exchange for the propaganda coup it handed Mr. Chávez.

The shocking answer arrived the next day: In a four-hour address to the Venezuelan Congress, Mr. Chávez described the FARC and another Colombian group, the Army of National Liberation (ELN), as "not terrorists" but "genuine armies." He claimed that they possessed "a Bolivarian political project that is respected here," a reference to his own, half-baked "socialism for the 21st century." And he demanded that they be recognized as lawful belligerents by the United States and Latin American and European governments that now classify them as terrorist organizations. In short, Mr. Chávez was endorsing groups dedicated to violence and other criminal behavior in a neighboring Latin American democracy, and associating his agenda with theirs.

It was encouraging to see the revulsion this statement instantly produced in Latin America, where terrorism has caused incalculable damage. But the message the FARC channeled through Mr. Chávez was really aimed at Europeans and Americans. Some in Washington, London and Madrid, where kidnappings are rare, are happy to embrace Mr. Chávez -- former congressman Joseph P. Kennedy II, for example, can be heard in radio advertisements touting his alliance with the Venezuelan leader. The FARC may think it can similarly find allies. Filmmaker Oliver Stone is already sold: He recently called the FARC "heroic."

The answer to this logic was provided by the press office of Colombian President Álvaro Uribe, who has been waging what is, in fact, a heroic battle against the brutal gangs that for decades have plagued his country. "The violent groups of Colombia are terrorists because they finance themselves through a business that is lethal to humanity: drug trafficking," the press office said. (The FARC exports hundreds of tons of cocaine annually, and an increasing portion of it passes through Venezuela.) "The violent groups of Colombia are terrorists because they kidnap, place bombs indiscriminately, recruit and murder children, murder pregnant women, murder the elderly and use antipersonnel mines that leave in their wake thousands of innocent victims." All these assertions have been well documented by Western human rights groups that are otherwise hostile to Mr. Uribe's government.

No wonder even governments allied with Mr. Chávez, such as those of Argentina and Ecuador, recoiled from his appeal. Latin American leaders who until now have seen in Mr. Chávez a crude populist who buys his friends with petrodollars are faced with something new: a head of state who has openly endorsed an organization of kidnappers and drug traffickers in a neighboring, democratic country. "You can't be legal in your own country and accept illegality in another," said Guatemala's newly elected president, Álvaro Colom. Venezuela's neighbors now must calculate how to respond to a leader who has violated that fundamental rule.

Sunday, January 06, 2008

ANÁLISIS: Los cautivos de las FARC EL OBSERVADOR GLOBAL
Colombia y el síndrome de Copenhague
Moisés Naím

El asalto al banco no salió bien. Los ladrones que, en 1973, intentaron atracar el Kreditbanken de Estocolmo quedaron atrapados en el banco y tomaron como rehenes a varios empleados. La sorpresa no fue que los criminales tardasen seis días en entregarse; fue que los rehenes se hicieron amigos de sus secuestradores. El episodio dio origen al llamado síndrome de Estocolmo: un extraño proceso psicológico mediante el cual los secuestrados a veces desarrollan vínculos de solidaridad y simpatía con sus captores.

El caso de Colombia, país que es víctima de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), ilustra una patética variante del síndrome de Estocolmo. No se trata de que los colombianos simpaticen con las FARC, ya que el grupo armado que les hace sufrir desde 1964 es detestado por una abrumadora mayoría de la población. Se trata de la globalización del síndrome de Estocolmo: son los extranjeros, muchos de ellos en lejanos continentes, quienes sufren de un extraño proceso que les lleva a simpatizar con asesinos y secuestradores.

En Dinamarca, por ejemplo, una organización llamada Fighters+Lovers vende camisetas con el símbolo de las FARC y promete donarles parte de sus ventas. Debido a que las FARC es uno de los grupos terroristas que la Unión Europea prohíbe financiar, el Gobierno danés entabló un juicio contra los vendedores de camisetas. Y lo perdió. Los jueces de Copenhague no creen que las FARC sea una organización que aterroriza a un país entero. Según esta lógica, al no ser las FARC un grupo terrorista, los daneses que les envían dinero no cometen crimen alguno.

De esta manera, ahora al síndrome de Estocolmo podemos añadir el síndrome de Copenhague: el raro proceso mediante el cual la ideología y la politiquería se mezclan con la ingenuidad y la ignorancia para justificar crímenes de lesa humanidad, siempre y cuando no sucedan en el país de los afectados por el síndrome.

Es fácil imaginar que los civilizados jueces de Copenhague hubiesen llegado a una opinión muy diferente si las víctimas de las FARC fuesen daneses en lugar de colombianos. Basta averiguar un poco y con algo de honestidad para descubrir que las motivaciones ideológicas que alguna vez tuvieron las FARC ya no existen. Hoy en día la retórica que iguala a las FARC con los movimientos de liberación nacional sólo sirve para ocultar el hecho de que se han convertido en una cruel fuerza mercenaria del narcotráfico.

Pero el síndrome de Copenhague no solo afecta a los jueces daneses. Hace poco, tres congresistas estadounidenses le escribieron una amable carta a Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo -el jefe de las FARC-, para expresar su complacencia por haberse dignado las FARC a ofrecer vídeos, por primera vez en siete años, que confirmaban que aún no habían asesinado a Ingrid Betancourt y otros secuestrados. "Fue un paso en la dirección correcta y quisimos mostrar nuestro aprecio", dijo Gregory Meeks, uno de los congresistas firmantes de la carta.

Otro estadounidense, el cineasta Oliver Stone, tampoco tiene dudas sobre quién es quién en esta tragedia: "Uribe miente, y debe asumir su responsabilidad ante el mundo", dijo, refiriéndose al presidente colombiano. Para Stone, las FARC resultan más creíbles que el presidente democráticamente electo de Colombia. Ésta es una convicción que comparte con el presidente de Venezuela: "Yo acuso al presidente de Colombia de estar mintiendo... y haber dinamitado el proceso de canje humanitario", dijo Hugo Chávez al expresar su frustración ante el hecho de que Clara Rojas y su hijo Emmanuel, así como Consuelo González, no fuesen liberados antes de finalizar el año. ¿La explicación? Según ellos, el Ejército colombiano llevó a cabo intensos operativos contra las FARC en las zonas donde se efectuaría el canje. Esto lo ha negado el presidente Uribe, recordando no sólo el largo historial de mentiras y promesas incumplidas por la FARC, sino anunciando que las FARC no podían liberar a los rehenes, puesto que uno de ellos, el niño Emmanuel, había sido entregado a una organización de protección social.

Lo difícil de explicar para Stone, Chávez y otros críticos del presidente Uribe, es por qué les resulta tan difícil a las FARC liberar a los rehenes si esto es algo que saben hacer muy bien: llevan décadas haciéndolo de manera rutinaria, una vez que reciben los pagos que compran la libertad de sus inocentes víctimas. La negociación y la eventual liberación de rehenes es un proceso frecuente, secreto y misterioso. En miles de transacciones previas nunca antes las FARC habían necesitado helicópteros venezolanos, la presencia de observadores internacionales y de centenares de periodistas.

Detrás de todo esto no hay sino la cruel e inhumana explotación del síndrome de Copenhague por parte de las FARC y sus facilitadores. Mientras que el síndrome de Estocolmo se produce por razones psicológicas, el de Copenhague es causado por cálculos políticos muy crudos, donde las excusas humanitarias no son sino eso: excusas para actuar de la manera más políticamente conveniente pero más hipócritamente inhumana.


Por eso, quienes simpatizan con las FARC deben exigir que se libere a todos los rehenes, tanto a los pocos ya famosos como a los muchos aún anónimos. Eso es algo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas saben hacer y pueden hacer si quieren. Ahora mismo. Sin circo. Y sin payasos.

mnaim@elpais.es

Tomado de Moisés Naím, de El País de España
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Colombia/sindrome/Copenhague/elpepiint/20080106elpepiint_2/Tes#%3Fctn%3DvotosC%26aP%3Dmodulo%253DEVN%2526params%253Did%25253D20080106elpepiint_2.Tes%252526fp%25253D20080106%252526to%25253Dnoticia%252526te%25253D%252526a%25253D5%252526ov%25253D574

Saturday, January 05, 2008

Chávez pierde, gana Uribe
José Vales
El Universal -- Mexico

El mandatario colombiano ha mostrado que nadie mejor que él sabe lo que sucede en su país

BUENOS AIRES.— “Las altas probabilidades” de que Juan David sea Emmanuel reavivaron ayer la tensión entre dos gobiernos, el colombiano y el venezolano.
Es notorio observar cómo el proceso de confirmación de la identidad del hijo de Clara Rojas puede poner en vilo a todo un gobierno. Hasta aquí, y hasta que lleguen las contrapruebas a realizarse en España, el poder de Emmanuel parece lanzar un veredicto a favor de la tesis esgrimida por la administración de Álvaro Uribe el último día de 2007.

La reacción del canciller venezolano, Nicolás Maduro, acusando a Colombia de no permitir a técnicos venezolanos tomar otra prueba de ADN al menor, es la muestra palpable de lo incómodo, por no decir descolocado, que quedó el presidente Hugo Chávez, quien prefirió abocarse a la conformación de un nuevo gabinete y a limitarse a decir que la “Operación Emmanuel” seguirá adelante “en otra fase”, sin aclarar si era la de otra excursión con Néstor Kirchner y Oliver Stone a la selva colombiana, o tal vez a los llanos venezolanos esta vez, o al bautismo de Emmanuel una vez esté a la guarda de su familia.

De hecho, Iván Rojas, hermano de la cautiva ex candidata a la presidencia, dijo estar “seguro” de que el niño ubicado en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar es su sobrino y de paso pidió la liberación de Clara “para que puedan hacerse el ADN”.

Chávez ha quedado golpeado y los Kirchner, que habían decidido participar del fiasco de Villavicencio para atemperar los efectos de la maleta de dólares venezolanos que se ventila en los tribunales de Miami, no le van a la zaga.

El ex presidente argentino que siempre desdeñó las relaciones internacionales y que lo desconoce todo de Colombia (era la primera vez que la pisaba) pecó de bisoño e inexperto. La pareja presidencial se quedó sin la foto con los rehenes liberados que hubiera ayudado en este complicado debut de gestión (la de Cristina Fernández) y contra los cacerolazos que sonaron en los últimos días contra los cortes de energía.

Por lo pronto, Álvaro Uribe aparece relegitimado internacionalmente, siempre que en los días sucesivos no aparezca nada ni nadie que ponga en duda lo que Luis Carlos Restrepo, el alto comisionado para la Paz, llamó como “un caso humanitario”. La política puede dar para todo.

Hasta aquí, Uribe le gana la pulseada a Chávez y, lo que en su microclima es más importante, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), afectadas políticamente después que habían logrado rehacerse —gracias a la necesidad del canje humanitario y al propio Chávez— en ese terreno, por primera vez desde el fin de las conversaciones de paz en 2002.

Con estos resultados, que afectan incluso hasta los cautos gobiernos de Brasil, Bolivia y Ecuador, Uribe ratifica que el centro del escenario político colombiano es suyo sin ambages, mientras Chávez y los países garantes de una liberación que no fue tratan de canalizar el golpe al que los sometió la identidad de Emmanuel.

Sábado 05 de enero de 2008
Tomado de José Vales -- El Universal -- Mexico
http://www.eluniversal.com.mx/internacional/56505.html